El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene un muy bajo nivel de apoyo incluso entre los votantes del Partido Demócrata, según los datos de un sondeo encargado por el diario New York Times y el Siena College que se conoció este lunes.
Aunque un 70 % de los encuestados que se identifican como demócratas aprueban la gestión del presidente, solo un 26 % creen que el partido debería volver a presentarlo como candidato en las elecciones de 2024, un porcentaje que baja incluso entre los jóvenes: los menores de 30 creen en un 94 % de los casos que el partido debería buscar otro candidato.
Biden (79 años), que ha asegurado en varias ocasiones que piensa volver a repetir candidatura, es el presidente en ejercicio más anciano de la historia, y en sus dos años largos de mandato ha protagonizado varios incidentes (tropiezos, olvidos o distracciones durante discursos) que han llevado a muchos a preguntarse por su estado de salud.
Pero la altísima inflación y los temores sobre la economía también parecen pasar factura a Biden: más de las tres cuartas partes de los encuestados cree que el país «va en la mala dirección», y solo un 13 % piensa lo contrario, el porcentaje más bajo desde 2008, pico de la última crisis financiera, resalta el diario.
Entre las razones evocadas para preferir un nuevo candidato, un tercio de los que responden evocan «la edad» de Biden y otro tercio «su rendimiento», muy por delante de otro conjunto de motivos.
Según el rotativo, la única buena noticia del sondeo a la que Biden podría aferrarse es que en una eventual confrontación electoral con Donald Trump, un 44 % lo prefieren a él frente a un 41 % que votarían por Trump, y recuerdan las palabras que Biden suelen repetir: «No me comparen con el Todopoderoso, sino con la alternativa».
El sondeo, sobre una base de 849 personas, fue realizado entre el 5 y el 7 de julio, exactamente después de conocerse el polémico fallo del Tribunal Supremo que revocó el derecho nacional al aborto y dejó la cuestión en manos de cada estado, lo que fue interpretado como un retroceso del país en cuestión de derechos civiles.