A 10 meses de estado de emergencia permanente y por consecuencia de este restricciones en derechos fundamentales como el libre tránsito, la libre reunión y otros, habrá que ver cómo se va desconfigurado en el imaginario colectivo el acceso a esos derechos que son limitados en tiempo y espacio.
10 meses de opresión policial, maltrato a ciudadanos, desafío a la autoridad y burla de todo respeto de ambas partes, tendrá secuelas en el tiempo más allá de lo que dure la pandemia.
Recordemos que nuestra policía nacional tiene una formación dictatorial, opresiva y una cultura del abuso arraigada y legitimada en los gobiernos del Doctor Balaguer. Debe pues el gobierno ir pensando como reestablecerá en la práctica los derechos que hasta hoy están limitados.
Estudiar cuáles serán las repercusiones que pudieran derivar del establecimiento de un estado de emergencia tan prolongando que ha conllevado a un endurecimiento de los procedimientos y protocolos militares y policiales frente a la población civil. Retenes, detenciones incluso dentro de casas de familia y la violación al espacio privado amparado en el estado de emergencia.
Recordemos pues lo debil que es la base sobre la cual se sostienen los derechos y el respeto de estos en sociedades con democracias débiles e instituciones importantes como la nuestra.
Habrá que estar prepararos desde el Estado y el gobierno para garantizar el retorno al Estado Social Democrático y de Derecho que consagra la Carta Magna, hará pues que hacer esfuerzos iguales o mayores que los que se han hecho en procura de garantizar las medidas de restricción actualmente impuestas.
No permitamos que se desdibuje la configuración de derechos civiles y humanos en nuestro país, cuidado con eso.
Snayder Santana
10 de enero 2021